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Abrupto fin de la transición democrática de Sudán

  • Foto del escritor: Emilio Alejandro Rufail
    Emilio Alejandro Rufail
  • 26 oct 2021
  • 3 Min. de lectura

Por Emilio Alejandro Rufail (*) para el Observatorio de Medio Oriente de la UAI



Los cambios que se estaban produciendo en Sudán pueden considerarse como parte de una segunda ola de la llamada primavera árabe o quizás una ola tardía que puso fin a la era de Omar Al Bashir (1993-2019), 30 años en el poder, dando inicio a la transición hacia la democracia.


Luego de masivas protestas que dieron inicio en diciembre de 2018, los militares sudaneses decidieron desalojar del poder al dictador Al Bashir. En su largo gobierno se destacan el llamado primer genocidio del siglo XXI en Darfur (2006), del cual no hay cifras precisas, pero que algunas fuentes ubicaron en alrededor de las 400.000 víctimas mortales, y la independencia en julo de 2011 de Sudán del Sur, tras décadas de guerra con el norte por su emancipación.


El gobierno de transición sudanés, era un modelo híbrido. Estaba conformado por 11 miembros, cinco de ellos militares y los cinco restantes opositores. Para encabezar el Gobierno se designó por consenso a un civil, Abdalah Hamdok, quién estaba encargado de conducir la transición hasta la celebración de elecciones democráticas en 2023.





El golpe de Estado ha sido impulsado por Abdel Fattah Al Burhan, comandante del Ejército sudanés y presidente del Consejo Soberano –Órgano que actúa como jefatura de Estado-, contra el primer ministro Hamdok, quien fue detenido por los militares y su paradero es desconocido, poniendo de forma abrupta la transición hacia la democracia, que comenzó en 2019 con la destitución de Al Bashir. El Gobierno militar ha declarado el Estado de emergencia en el país y varios dirigentes de los partidos políticos han sido detenidos.


Al Burhan manifestó que: "Las Fuerzas Armadas continuarán completando la transición democrática hasta la entrega del liderazgo del país a un Gobierno civil electo". Ha intentado justificar su accionar en las disputas entre las facciones políticas del país. Ya había habido un intento de golpe en septiembre pasado, lo cual permite afirmar que el desenlace era esperado y solo se trataba de una cuestión de tiempo, en un contexto de crecientes desavenencias entre el ala civil de Gobierno y los miembros militares.


Esta situación es un paso hacia atrás, ya que ubica a Sudán en el estadio anterior, luego de la salida de Al Bashir del poder, cuando el Consejo Militar de Transición asumió el Gobierno.


La acción ha sido repudiada por la comunidad internacional. Además de Estados Unidos y la Unión Europea, se destacan los pronunciamientos de las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Liga Árabe.


Numerosos ciudadanos han salido a la calle a protestar, los cuales han sido reprimidos por las fuerzas militares que han disuelto las manifestaciones, provocando la muerte, al menos, de tres personas.

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El cambio de Gobierno en Sudán tiene proyecciones regionales, ya que por un lado es un mensaje desalentador para aquellos que quieren hacer reverdecer los reclamos de la primavera árabe, ya que Sudán se había convertido en una esperanza naciente de una nueva democracia en la región, con la incertidumbre si los militares cumplirán su promesa de celebrar elecciones. Por otro lado, habrá que evaluar si esto afectará las relaciones con Israel, país con el cual Sudán firmó un acuerdo de normalización de relaciones hace un año (23 de octubre de 2020). A cambio de la firma de este acuerdo, el 14 de diciembre de 2020, Estados Unidos quito a Sudán de su Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo, luego de 23 años de haber sido incluido en la misma, entre otras razones, Washington señalo que el gobierno de Jartum había dado refugio al entonces líder de Al Qaeda Osama Bin Laden en su territorio y había permitido que allí actuaran células de Hamas y del Hezbollah. El haber salido de la lista, le ha permitido a Sudán reinsertarse en la comunidad internacional algo que con el reciente golpe se pone en peligro. En ese sentido basta señalar que, con motivo del golpe, Washington ha suspendido la ayuda económica que le brindaba a Sudán para llevar adelante la transición democrática.

(*) Emilio Alejandro Rufail es el Director del Observatorio de Medio Oriente. Magister en Diversidad Cultural. Especialista en Estudios Árabes, Americano-Árabes e Islámicos. Lic. en Relaciones Internacionales. Profesor universitario de Seguridad Internacional y Seminarios sobre el Medio Oriente, y África del Norte, Mundo árabe, Mundo Islámico (Universidad Abierta Interamericana y Universidad Católica de Córdoba)

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