Amistades peligrosas
- Hugo Javier Sallis
- 31 jul 2024
- 10 Min. de lectura
Esp. Hugo Sallis (*) para el Observatorio de Medio Oriente

Desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999 y la continuación del régimen por Nicolás Maduro, Venezuela ha experimentado transformaciones profundas en su estructura política, económica y social. La Revolución Bolivariana, con su rumbo hacia la redistribución de la riqueza y el empoderamiento de las clases populares, inicialmente generó un amplio apoyo. Sin embargo, estas políticas condujeron a una dependencia excesiva del petróleo. La caída de los precios del crudo en el mercado global, combinada con la gestión económica ineficiente, provocó una crisis económica profunda. La hiperinflación, la escasez de productos básicos y el colapso de los servicios públicos son algunas de las consecuencias más visibles de esta crisis (Errejón, 2013).
En el ámbito social, la situación ha resultado en una migración masiva de venezolanos hacia otros países de América Latina y más allá, en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida. Según Gutiérrez (2015), esta crisis ha exacerbado las tensiones sociales y ha llevado a protestas generalizadas, a menudo enfrentadas con una represión del gobierno creciente. Políticamente, el gobierno de Maduro ha sido acusado de autoritarismo, manipulación electoral y violaciones de los derechos humanos. Numerosos organismos internacionales y gobiernos extranjeros han denunciado estas prácticas, lo que ha llevado a la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Estas sanciones han exacerbado la situación económica del país, complicando aún más la posibilidad de una recuperación. A pesar de estas dificultades, el gobierno ha mantenido su poder, en parte gracias al apoyo de aliados estratégicos como Irán, Rusia y China (Infobae, 2024).
La dependencia del petróleo ha sido un factor determinante en la economía venezolana. Durante los años de bonanza, los ingresos del petróleo financiaron programas sociales y proyectos de infraestructura. Sin embargo, la falta de diversificación económica dejó al país vulnerable a las fluctuaciones del mercado petrolero. La caída de los precios del petróleo desde 2014 tuvo un impacto devastador en la economía, reduciendo drásticamente los ingresos del gobierno y limitando su capacidad para financiar programas sociales y mantener la infraestructura básica (Gutiérrez, 2015). La nacionalización de la industria y la falta de inversión en mantenimiento y modernización han llevado a una disminución en la producción de petróleo. La corrupción y la mala gestión han exacerbado estos problemas, resultando en una disminución significativa de los ingresos por exportación de petróleo (Errejón, 2013).
La crisis económica ha tenido graves consecuencias sociales. La hiperinflación ha erosionado el poder adquisitivo de la población, llevando a una escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos. La desnutrición y la falta de acceso a atención médica han generado una crisis humanitaria. Según datos de la ONU, más de cinco millones de venezolanos han emigrado desde 2015, buscando mejores condiciones de vida en otros países de la región y del mundo (Gutiérrez, 2015). Este éxodo masivo ha tenido un impacto significativo en los países receptores, generando desafíos en términos de integración y provisión de servicios básicos a los migrantes. Al mismo tiempo, la diáspora venezolana ha creado redes transnacionales que continúan influenciando la política y la economía de Venezuela desde el extranjero.
En el ámbito político, la crisis ha llevado a una polarización extrema y a una erosión de las instituciones democráticas. El gobierno de Maduro ha sido acusado de manipulación electoral y represión de la oposición. Las sanciones internacionales han buscado presionar al gobierno para que realice reformas y negocie con la oposición. Sin embargo, estas sanciones también han tenido el efecto de agravar la crisis económica, afectando principalmente a la población (Infobae, 2024).
Geopolíticamente, la crisis venezolana ha atraído la atención de actores internacionales como Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, China e Irán. Cada uno de estos actores tiene intereses estratégicos en Venezuela, ya sea en términos de acceso a recursos, influencia regional o competencia geopolítica. La presencia de aliados como Irán ha proporcionado al gobierno de Maduro apoyo político y económico, ayudándole a resistir la presión internacional (Errejón, 2013).
Medio Oriente y su relación con Latinoamérica

En nuestro Observatorio hemos hablado ampliamente que la región de Medio Oriente es una de las más complejas y estratégicamente importantes del mundo, caracterizada por su riqueza en recursos naturales, en particular petróleo y gas, y por su ubicación geográfica crítica. Irán, con su vasta extensión territorial, su población significativa y sus recursos energéticos, ha jugado un papel central en la dinámica geopolítica de la región. Desde la Revolución Islámica de 1979, Irán ha buscado expandir su influencia regional y contrarrestar la presencia de Estados Unidos y sus aliados en Medio Oriente (Bermúdez, 2018).
La geopolítica de Medio Oriente está marcada por múltiples conflictos y rivalidades. Entre las más destacadas se encuentran la rivalidad entre Irán y Arabia Saudita, la guerra civil en Siria, el conflicto israelí-palestino y las intervenciones extranjeras en Irak y Afganistán. Estos conflictos han generado un entorno de inestabilidad crónica, con profundas implicaciones tanto a nivel regional como global (García, 2019). Irán ha buscado proyectar su influencia a través de una combinación de poder duro y blando. En términos de poder duro, ha apoyado a diversos grupos armados y milicias en la región, como Hezbollah en el Líbano y las fuerzas Houthi en Yemen. Estas alianzas le han permitido a Irán extender su influencia y crear un arco de poder que va desde el Golfo Pérsico hasta el Mediterráneo (Bermúdez, 2018). En términos de poder blando, Irán ha promovido su modelo de gobernanza teocrática y ha buscado establecer lazos económicos y culturales con países de la región y más allá. Este enfoque le ha permitido a Irán cultivar una red de aliados y socios estratégicos, desafiando la hegemonía de Estados Unidos y sus aliados en Medio Oriente (Ramírez, 2021).
La proyección de la influencia de Irán más allá de Medio Oriente incluye un enfoque estratégico en Latinoamérica. La relación con Venezuela es especialmente significativa debido a la alineación ideológica entre ambos países y su interés común en desafiar la influencia de Estados Unidos. Esta relación se ha traducido en una serie de acuerdos de cooperación en áreas clave como la energía, la agricultura y la defensa (Araujo, 2017). La cooperación energética ha sido un pilar fundamental de la relación entre Irán y Venezuela. Ambos países, ricos en reservas de petróleo y gas, han colaborado en la exploración y producción de hidrocarburos. Esta cooperación ha permitido a Venezuela acceder a tecnología y conocimientos técnicos que han mejorado su capacidad de producción en un momento de dificultades económicas severas (Martínez, 2018).
En el ámbito de la defensa, la relación ha incluido la transferencia de tecnología militar y la realización de ejercicios conjuntos. Esta cooperación ha sido vista con preocupación por Estados Unidos y otros actores internacionales, quienes temen que pueda desestabilizar la región y aumentar las capacidades militares de ambos países (Pérez, 2020).
Evolución de las Relaciones entre Venezuela e Irán

La relación entre Venezuela e Irán se ha desarrollado significativamente desde los años 2000, particularmente durante los mandatos de Hugo Chávez y Mahmoud Ahmadinejad. Chávez y Ahmadinejad compartían una visión antiimperialista y una retórica de confrontación hacia Estados Unidos, lo cual facilitó el establecimiento de una alianza estratégica. Esta relación se ha mantenido y fortalecido bajo los gobiernos de Nicolás Maduro y Hassan Rouhani, adaptándose a las nuevas realidades geopolíticas y económicas (Araujo, 2017).
Chávez visitó Irán en varias ocasiones y firmó numerosos acuerdos de cooperación en áreas como la energía, la agricultura y la defensa. Estos acuerdos incluyeron la construcción de fábricas, proyectos conjuntos de exploración y producción de petróleo, y la transferencia de tecnología militar. Según García (2019), estos proyectos no solo ayudaron a ambos países a sortear las sanciones internacionales, sino que también les permitieron fortalecer sus economías y sus capacidades militares.
Políticamente, la alianza con Irán ha permitido a Venezuela resistir la presión internacional y las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea. La relación con Irán ha proporcionado a Venezuela un apoyo político y económico importante, ayudando al gobierno de Maduro a mantener su poder en un contexto de crisis interna y presión externa. Según Ramírez (2021), la alianza con Irán ha permitido a Venezuela desafiar las sanciones internacionales y promover un orden mundial multipolar, en el cual los países en desarrollo pueden resistir la hegemonía de Estados Unidos y sus aliados.
El papel de Estados Unidos
La alianza entre Irán y Venezuela ha sido vista con gran preocupación por Estados Unidos. Washington ha denunciado repetidamente la cooperación entre ambos países, argumentando que representa una amenaza para la seguridad regional y global. En respuesta, Estados Unidos ha implementado una serie de sanciones económicas y políticas dirigidas tanto a Irán como a Venezuela, con el objetivo de debilitar sus economías y limitar su capacidad de cooperación (Díaz, 2017).
Las sanciones han incluido restricciones a la exportación de petróleo, la congelación de activos financieros y la prohibición de transacciones con entidades relacionadas con los gobiernos de Irán y Venezuela. Estas medidas han tenido un impacto significativo en las economías de ambos países, exacerbando sus crisis internas y limitando su capacidad de acceso a mercados internacionales (BBC Mundo, 2024).
Sin embargo, a pesar de estas sanciones, la cooperación entre Irán y Venezuela ha continuado. Ambos países han buscado alternativas para sortear las restricciones, incluyendo el establecimiento de canales de comercio clandestinos y la cooperación con otros países aliados como Rusia y China. Según Hakimzadeh (2009), la capacidad de Irán y Venezuela para resistir las sanciones internacionales y continuar su cooperación es un testimonio de su determinación y su habilidad para adaptarse a un entorno geopolítico adverso.
Además de Estados Unidos, otros actores internacionales también han reaccionado ante la alianza entre Irán y Venezuela. La Unión Europea ha adoptado una postura similar a la de Estados Unidos, implementando sanciones y condenando la cooperación entre ambos países. Sin embargo, la UE ha sido más cautelosa en su vision, buscando un equilibrio entre la presión sobre Irán y Venezuela y la necesidad de mantener relaciones diplomáticas y económicas estables (BBC Mundo, 2024).
En contraste, países como Rusia y China han apoyado abiertamente a Irán y Venezuela, viendo en ellos aliados estratégicos en su esfuerzo por contrarrestar la influencia de Estados Unidos. Rusia ha proporcionado apoyo militar y técnico a ambos países, mientras que China ha invertido significativamente en sus economías, proporcionando préstamos y acuerdos comerciales que han ayudado a mitigar el impacto de las sanciones (El País, 2024).
Otros países latinoamericanos han adoptado diversas posturas ante la alianza Irán-Venezuela. Algunos gobiernos, como los de Bolivia y Nicaragua, han expresado su apoyo a la cooperación, viendo en ella una forma de resistencia contra el imperialismo estadounidense. Otros, como Brasil y Argentina, han adoptado una postura más neutral, buscando mantener relaciones estables con todos los actores internacionales relevantes (Brun, 2008).
Entonces mientras que Estados Unidos y sus aliados buscan limitar la influencia de Irán y Venezuela, otros actores como Rusia y China ven en ellos aliados estratégicos en su esfuerzo por promover un orden mundial multipolar. Esta dinámica ha llevado a una serie de tensiones y conflictos, tanto a nivel regional como global, que continuarán influenciando la política internacional en los próximos años (El País, 2024).
Otros actores internacionales, como la Unión Europea y algunos países latinoamericanos, han adoptado una postura más cautelosa, buscando equilibrar sus relaciones con Irán y Estados Unidos. Según Alarcón (2016), la presencia de Irán en Latinoamérica es un reflejo de la creciente complejidad de las relaciones internacionales en el siglo XXI, donde las alianzas estratégicas y las rivalidades geopolíticas juegan un papel cada vez más importante.

Palabras finales
Podemos pensar que la relación estratégica entre Venezuela e Irán demuestra cómo las alianzas internacionales pueden desafiar el orden geopolítico establecido y promover los intereses comunes de los países aliados. A pesar de enfrentar sanciones y presiones internacionales, ambos países han conseguido fortalecer su cooperación en áreas clave como la energía y la defensa, lo que les ha permitido resistir la presión externa.
Económicamente, esta cooperación ha sido clave para Venezuela, ya que le ha permitido acceder a tecnología y conocimientos técnicos que han mejorado su capacidad de producción de petróleo y gas, además de diversificar su economía. Políticamente, la alianza ha brindado a Venezuela un apoyo importante a la hora de resistir la presión internacional y mantener su poder en medio de una crisis interna y externa.
La presencia de Irán en Latinoamérica refleja su ambición de ampliar su influencia global y promover su agenda geopolítica en regiones estratégicas como esta. Esta relación ha generado reacciones mixtas en la comunidad internacional: mientras que Estados Unidos ha adoptado una postura de confrontación, otros actores buscan equilibrar sus relaciones con ambos países. En este contexto, la cooperación entre Irán y Venezuela muestra cómo las alianzas estratégicas pueden desafiar las sanciones internacionales y promover un orden mundial multipolar.
Observar la evolución de esta relación en los próximos años será de suma importancia para entender las dinámicas geopolíticas tanto en Latinoamérica como en el mundo. La capacidad de Irán y Venezuela para adaptarse a un entorno internacional en constante cambio y para fortalecer su cooperación a pesar de las presiones externas será determinante en la configuración del nuevo orden mundial.
Referencias
Araujo, J. A. (2017). Relaciones estratégicas entre Irán y Venezuela: Cooperación en energía y defensa. Revista de Estudios Internacionales, 12(1), 45-67.
Bermúdez, C. F. (2018). La influencia de Irán en Latinoamérica: Una visión desde la geopolítica. Análisis Estratégico, 14(1), 78-101.
Castillo, J. E. (2020). Relaciones internacionales y geopolítica: Conexiones entre Medio Oriente y Latinoamérica. Revista de Estudios Políticos, 22(3), 112-135.
Errejón, Í. (2013). La revolución bolivariana en Venezuela: Crisis política, poder popular y desafíos para la izquierda. Revista de Estudios Latinoamericanos, 5(2), 45-67.
García, L. E. (2019). Alianzas geopolíticas en tiempos de sanciones: El caso de Irán y Venezuela. Análisis Político, 25(3), 101-123.
Gutiérrez, A. (2015). La nueva izquierda en América Latina: La revolución bolivariana y sus impactos regionales. Revista de Ciencias Sociales, 10(4), 85-102.
Martínez, R. F. (2018). Petróleo y política: La cooperación entre Irán y Venezuela. Cuadernos de Política Exterior, 11(2), 89-112.
Pérez, S. M. (2020). El eje Caracas-Teherán: Desafíos y oportunidades en la política internacional. Estudios Globales, 15(4), 133-154.
Ramírez, A. G. (2021). Sanciones y resistencia: La relación estratégica entre Irán y Venezuela en el siglo XXI. Revista de Relaciones Internacionales, 18(2), 57-79.
Alarcón, M. P. (2016). Geopolítica de Medio Oriente y su impacto en América Latina: El caso de Irán y Venezuela. Revista de Geopolítica y Estrategia, 13(2), 64-88.
Brun, E. (2008). La relación entre Irán y Venezuela: Análisis geopolítico. Revista de Política Internacional, 8(3), 55-73.
Díaz, L. (2017). Sanciones internacionales y sus efectos en las relaciones Irán-Venezuela. Revista de Política Exterior, 10(1), 34-52.
Hakimzadeh, S. (2009). Relaciones internacionales y sanciones: Irán y Venezuela en el contexto global. Análisis Internacional, 6(2), 77-95.
La “cristalización” de la alianza entre Irán y Venezuela (2024). El País. Recuperado de El País
Venezuela firma 19 acuerdos de cooperación con Irán pese a las sanciones de EEUU contra ambos países (2024). BBC Mundo. Recuperado de BBC Mundo
China, Rusia e Irán felicitaron a Nicolás Maduro tras el fraude electoral en Venezuela (2024). Infobae. Recuperado de Infobae

(*) Esp. Hugo Sallis: Director del Observatorio de Medio Oriente ; Licenciado en Ciencias Políticas, Profesor Universitario para la Educación Secundaria y Superior; Especialista en Docencia Universitaria y Maestrando en Docencia con Tecnologías.
Escritor y docente de la Universidad de Buenos Aires, Universidad Abierta Interamericana & Universidad Kennedy.
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