Acuerdo de Paz entre Bahréin e Israel
- Emilio Alejandro Rufail

- 14 sept 2020
- 2 Min. de lectura
Por Emilio Alejandro Rufail (*) para el Observatorio Medio Oriente de la UAI (@MedioUAI)
@rufail
Al ritmo de las necesidades políticas internas de Trump y Netanyahu se ha firmado un nuevo acuerdo de paz entre Israel y un país árabe, en este caso Bahréin.

La normalización de relaciones entre Israel y los países árabes debería ser un hecho auspicioso para la región, por ello debería abarcar fórmulas superadoras de la coyuntura política antes mencionadas -elecciones presidenciales en EEUU y cuestionamiento a Netanyahu por su manejo de la crisis COVID 19 y acusaciones de corrupción- para que sus frutos sean perdurables y además, debería proveer una solución justa y duradera que no sólo contemple los intereses de Israel sino también respete los legítimos derechos de los palestinos.
Una vez más, hay que remarcar que esta serie de acuerdos se enmarcan en las necesidades geoplíticas de Israel y los Estados Unidos, junto a sus aliados árabes, la mayoría de los países del Golfo Arábigo/Pérsico, liderados por Arabia Saudita, a fin de hacer frente a la alianza liderada por Irán, y que cuenta entre sus aliados regionales a Siria y el Hezbollah libanés, y que está estrechando relaciones con China, Rusia y Turquía.
En dicho contexto, hay que recordar que el Reino de Bahréin es una monarquía constitucional y hereditaria, cuyos miembros pertenecen a la minoría sunnita que gobierna el país, cuya población pertenece mayoritariamente a la rama chiita del Islam. Esta situación cobró relevancia en el marco de la Primavera Árabe en 2011, cuando los bahreiníes salieron a la calle desafiando a la monarquía, cuestionando su legitimidad de origen, reclamando por mayores libertades y acusándola de violaciones de los derechos humanos. Por ello, las autoridades de Bahréin solicitaron la ayuda de Arabia Saudita, que envío tropas, a fin de conservar el statu quo. Esto marca la fragilidad de la monarquía bahreiní y su dependencia de los sauditas para mantenerse en el poder.
La Monarquía de Bahréin ha acusado en reiteradas oportunidades a Irán por inmiscuirse en sus asuntos internos, alentando protestas para desestabilizar a Manama. Esta situación habría alentado la decisión de normalizar sus relaciones con Israel, país con el cual comparte sus resquemores respecto de Irán y con el cual puede establecer una alianza estratégica en materia de seguridad.
Otra cuestión que no puede obviarse es la importancia de Bahréin para los Estados Unidos, que lo designó Aliado importante extra OTAN durante el gobierno de George W. Bush en 2001.
Asimismo, considero que esta serie de acuerdo está preparando el terreno para que Arabia Saudita finalmente normalice sus relaciones diplomáticas con Israel. En ese sentido, declaraciones efectuadas recientemente por autoridades omaníes saludando el acuerdo entre Bahréin e Israel, hacen prever que Omán será el próximo Estado árabe que adopte ese camino.
Es innegable que hoy el Medio Oriente es uno de los principales tableros donde las grandes potencias de la actualidad están jugando una partida estratégica disputándose su influencia en varias zonas del planeta.

*) Emilio Alejandro Rufail es el Director del Observatorio de Medio Oriente. Magister en Diversidad Cultural. Especialista en Estudios Árabes, Americano-Árabes e Islámicos. Lic. en Relaciones Internacionales. Profesor universitario de Seguridad Internacional y Seminarios sobre el Medio Oriente, y África del Norte, Mundo árabe, Mundo Islámico (Universidad Abierta Interamericana y Universidad Católica de Córdoba).



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