¿Cómo fue la vida de las mujeres afganas antes y después de los talibanes?
- Emilio Alejandro Rufail
- 11 sept 2021
- 7 Min. de lectura
Por Irina Lic. Bellucci y Lic. Lubomira Kutna para el Observatorio de Medio Oriente de la UAI

Considerando el panorama actual y las noticias que escuchamos, pocos de nosotros se imagina que un día hubo una vida tranquila en Afganistán. Una vida común y normal, sencilla, como en cualquier otro país, donde los museos están abiertos, las mujeres en la universidad, la gente paseando por las calles, los hijos e hijas ayudando a sus padres en su oficio o yendo a la escuela.
Muchos no saben, pero las mujeres en Afganistán ya usaban la burka -la prenda que cubre el cuerpo de la mujer desde la cabeza hasta los pies, tapando incluso los ojos para protegerlas de las tormentas desérticas, de la arena y del sol- pero siendo ésta su única finalidad. Su uso diario no era obligatorio era aceptado y respetado como parte de la tradición o cultura.

Hablamos de un momento donde Afganistán lograba la independencia del Reino Unido, entre 1919-1929, considerada como una época liberal para el país y principalmente para las mujeres. Durante estos 10 años, aunque uno no lo crea, Afganistán fomentó y potencio la educación femenina, no existía el estricto control familiar, no existía el matrimonio forzado y tampoco el matrimonio infantil, además que se lograron las restricciones a la poligamia.
En estos años de libertad y evolución, las mujeres podían imaginar y programar un futuro mejor para sus familias.
Pero la polarización de la política, que comenzó a fortalecerse en los años 60, formada por perfiles políticos que iban desde fundamentalistas islámicos hasta el comunismo post soviético, señalaba el inicio de un fracaso basado en la falsa “democratización del país”.
Los sucesivos golpes de Estado dejaron sus primeras víctimas, las mujeres fueron atacadas y eliminadas de la vida pública, en general humilladas, castigadas y con privación de ejercer sus derechos básicos, conseguidos hasta entonces.
Con la implementación del régimen fundamentalista, muchas cosas cambiaron drásticamente. Se hizo obligatorio el uso de la burka, porque “el rostro de una mujer es una fuente de corrupción para los hombres”. Se impuso la sharia y la prohibición del derecho de trabajar, de estudiar a todas las mujeres después de los ocho años de edad. Solo se les permitía estudiar el Corán.
A pesar de eso, muchas de las mujeres siguieron adelante buscando completar sus estudios en escuelas clandestinas, mismo cuando eso significaba un enorme riesgo de ser atrapadas y de recibir castigos violentos.
Con la consumación definitiva de los talibanes al poder, se permitió y se alentó el matrimonio de niñas menores de 16 años, donde niñas de 12 a 14 años ya eran víctimas de la violencia doméstica, sin la posibilidad de justicia, considerando que los tribunales eran dirigidos por los talibanes.
¿Cambió algo para las mujeres afganas cuando Estados Unidos invadió a Afganistán en 2001?
Claramente no, porque el objetivo declarado de la participación de Estados Unidos “NO es liberar a las mujeres reprimidas por los talibanes, ni acabar con ese régimen.”
Activismo
Ya en el año 1977, durante la ocupación soviética, nació la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA). La asociación, con sus raíces en Kabul, dirigida por Meena Keshwar Kamal que fue asesinada en Pakistán 10 años después de su creación, lucha hasta el día de hoy contra el patriarcado, el socialismo y un país secular. Y eso se ve como una lucha interminable dado a que hasta el momento de retirada de Estados Unidos no se habló con tanta importancia sobre su lucha. Así como mencionan la Página 12: “La prensa occidental casi ni las menciona pero ellas están, resisten, intentan que se escuche su voz”.
En el año 2013, se fundó Free Women Writers (Escritoras libres) encabezado por Noorjahan Akbar y Batul Moradi junto a un colectivo de escritoras, estudiantes y otras militantes afganas. Su misión es enseñar a las mujeres afganas, a través de sus propias historias, con sus propias palabras volcadas sobre el papel, mejorar la vida de las mujeres.
La integrante Roya Saberzadeh, una pintora y escritora destaca: “La situación es mala", "La violencia aumenta cada año". Sin embargo, se muestra optimista porque las mujeres afganas cada vez están más concienciadas. "Cuantas más conozcan sus derechos, menos violencia sufrirán".
Datos importantes
“En el año 2009, según la ONU, las mujeres que participaban en la vida pública se enfrenta a las amenazas, acoso y ataques frecuentes hasta en algunos casos, fueron asesinadas por ejercer trabajos que se consideran irrespetuosos de las tradiciones o que son percibidos como incompatibles con el islam”.
“En el año 2016, la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán investigó 5.575 casos de crímenes violentos contra mujeres, señalando que la mayoría de los casos de violencia de género pasan desapercibidos y sin denuncia debido a las arraigadas costumbres, a la estigmatización y al temor a las consecuencias para las víctimas.”
“Las mujeres y los niños representaron 43% de las bajas civiles en Afganistán en 2020.”
Según UNICEF (la organización para los derechos de la niñez de la ONU): “ todavía hay más de 3,7 menores fuera de la escuela y 60% son niñas, principalmente debido al continuo conflicto y falta de instalaciones adecuadas y profesores.”
El momento de retirada de EE.UU de Afganistán
Unas situaciones de histeria y descontrol se vivieron en el aeropuerto de Kabul, transmitidos por todos los medios masivos de comunicación a los diferentes países de la comunidad internacional.
Niños, que eran dejados en manos de soldados estadounidenses, gente desesperada que se subía a los aviones buscando una chance de huir. Mientras los talibanes avanzaban, el precio del burka subía exponencialmente, y en paralelo, unas pocas mujeres salieron a protestar.
Mientras los talibanes avanzaban, la mujer afgana, y lo que logró en 20 años, iba desapareciendo.
Por las redes circularon 29 prohibiciones que los talibanes le aplicaban a las mujeres por el simple hecho de serlo, bajo una interpretación estricta de la Sharia y el Corán, el libro Sagrado de los musulmanes. Y si bien escandalizó a buena parte del mundo -sobre todo el occidental- la realidad es que es moneda corriente para las mujeres de la región.
Sin embargo, las mujeres se han ido empoderando, y esto ha sido gracias a la educación que han recibido a lo largo de estos 20 años, mediantes las asociaciones por conseguir los derechos perdidos en aquella epoca.
Además, con el surgimiento de internet y las redes sociales han podido manifestarse y dar a conocer su situación. Gracias a ellas, la crisis humanitaria ha tomado protagonismo internacional (mayor aun al que ocurrió en la Primavera Árabe).
Los talibanes rechazan elementos de la modernidad u occidentales, ya que los ven como valores que corrompen los suyos, entre ellos la alfabetización y educación de la mujer entendida como educación religiosa, y con el niqab puesto. Tienen una concepción y una lectura muy dura del islam, en lo cual la mujer es vista como algo negativo en la sociedad, como pecaminosa.
Pero el problema es, un problema de mentalidad. No todas las mujeres que utilizan la burka están oprimidas, ese es un reduccionismo, una visión muy simplista de lo que la sociedad afgana es. Los talibanes son un símbolo de la más recalcitrante misoginia patriarcal, que a las mujeres las usa como si fuera de su propiedad, mientras que las esconde. Gobiernan debido al miedo que generan, logrando así el control. La intolerancia es su bandera.
Sahra Karimi, directora de la Organización de Cineastas Afganos, a través de una carta, contaba su miedo y desilusión por el avance de los talibanes y el retroceso que eso implica para las mujeres. Desde su salida del poder más de 9 millones de niñas pudieron acceder a la ubicación y cuenta que en Herat, la tercera ciudad más grande del país, el 50% de las estudiantes universitarias eran mujeres. Cuando los talibanes llegaron, se les impidió entrar al establecimiento, lo mismo que a las profesoras mujeres.
Un caso conocido es el de Bibi Asha quien a los 12 años su familia decidió entregarla a la familia de un combatiente talibán a modo de resolución de una disputa, como era la costumbre tribal pastún. Al alcanzar la pubertad la obligaron a casarse con él, y luego de ser abusada huyó con su familia. La familia de su marida la localizó y los talibanes le cortaron la nariz y orejas a esta joven de 18 años por “avergonzar” a su marido. Su historia se hizo conocida tras aparecer en la revista Times y fue trasladad a los EEUU para una cirugía reconstructiva, y fue acogida por una pareja afgano-estadounidense.
La toma de Kabul representó un error estratégico por parte de Washington y que plasmó el abandono en el cual se encuentra la mujer afgana en el interior del país. Los aviones están colapsados, han llegado a despegar con más del triple de carga máxima de pasajeros, poniendo en riesgo la vida de todos los ocupantes y la de la tripulación. Sin embargo, los talibanes avanzan no sin resistencia. En la región de Gor, en el centro del país, las mujeres decidieron tomar las armas. “No permitiremos que se repita la era de los talibanes” sostienen. Y afirman, que defenderán sus territorios y derechos conquistados.
Otras de las regulaciones establecidas son la prohibición de actividades como la música o la televisión no controlada por ellos, la ordenanza para los hombres de dejarse crecer la barba y, sobre todo, la pérdida de los derechos de las mujeres. Estas mujeres afirmaron que prefieren morir antes que tener que vivir con estas restricciones.
Asimismo, muchas mujeres activistas han tenido que esconderse o huir ya que los talibanes andan tras ellas. Humira Saqib, periodista, contaba que los talibanes las buscaban casa por casa.
¿Qué podemos esperar? Una resistencia, aunque sea leve y escasa, pero resistencia al fin porque ni la comunidad internacional ni las propias afganas consideran correcto el accionar del talibán. La lucha continuará.

(*) Irina Bellucci es licenciada en relaciones Internacionales (UAI) y es Docente Auxiliar en la UAI.
Especializada en Temas de Género
Miembro del Observatorio de Medio Oriente de la UAI. Oriente de la UAI

(*) Lubomira Kutna es Licenciada en Relaciones (UAI).
Especializada en Temas de Género.
Miembro del Observatorio de Medio Oriente de la UAI.
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