La guerra entre Israel y Hamas desde una perspectiva de género
- Irina Bellucci
- 17 feb 2024
- 4 Min. de lectura
Ayer la Corte internacional tras el pedido de Sudáfrica de juzgar a Israel, no pidió un alto al fuego, por lo cual Israel seguirá bombardeando Gaza hasta que Hamás devuelva a sus rehenes - o esa es la comunicación oficial al menos - e ignoró por completo la evidencia que presentó Israel sobre violaciones a mujeres, abuso sexual, tortura y asesinato.
No es la primera vez que la suerte de las mujeres en la guerra no tiene una condena internacional contundente, o que las mujeres sean utilizadas como arma de guerra.
Boko Haram secuestrando estudiantes, los talibanes en Afganistán, los ataque contra las mujeres kurdas y yazidíes en la guerra civil siria (se han documentado casos de violaciones en masa, matrimonios forzados y esclavitud sexual perpetrados por todas las partes en conflicto, incluido el régimen de Assad, grupos rebeldes y militantes extremistas como ISIS), las protestas en Irán por el uso del velo y la consecuente opresión que sufren las mujeres bajo estos regímenes.
Uno podría enfocarse en que es una cuestión religiosa (que si, hay un trasfondo imposible de ignorar), pero no es exclusivo de Medio Oriente y quiero permitirme mencionar algunos de ellos:
-la Segunda Guerra Mundial tuvo de trasfondo una fuerte violencia sexual sistemática por parte de las fuerzas invasoras en numerosos países ocupados. Por ejemplo, en la Batalla de Berlín en 1945, se estima que decenas de miles de mujeres alemanas fueron violadas por soldados soviéticos.
-en la guerra de los Balcanes se perpetraron violaciones generalizadas como táctica de guerra, principalmente contra mujeres bosnias musulmanas. Se estima que entre 20,000 y 50,000 mujeres fueron víctimas de violencia sexual, incluida la violación en masa y la esclavitud sexual.
-también en la misma década se dio el Genocidio de Ruanda, durante el cual, se utilizó la violencia sexual como arma de guerra contra las mujeres tutsis. Se estima que cientos de miles de mujeres fueron violadas, muchas veces de manera sistemática y brutal, como parte de una campaña para destruir física y psicológicamente a la comunidad tutsi.
-asimismo, durante el Conflicto en la República Democrática del Congo, las mujeres han sido objeto de violencia sexual masiva y generalizada como consecuencia de décadas de conflicto armado. Se estima que millones de mujeres han sido violadas, mutiladas y esclavizadas sexualmente por grupos armados, en un patrón de violencia que continúa hasta el día de hoy.
Estos ejemplos ilustran la persistencia y la brutalidad de la violencia contra las mujeres en tiempos de guerra, así como la necesidad urgente de abordar esta problemática de manera integral y con un enfoque de género.
¿Ahora bien, por que sucede esto y por qué sigue importando tan poco? Esto es porque en todas las sociedades la violencia contra la mujer está latente, en mayor o menor grado. Este fenómeno, arraigado en la historia de la humanidad, se ve profundamente exacerbado durante los conflictos armados donde las mujeres, junto con otros grupos marginados, son utilizadas como moneda de cambio, objeto de dominación y violencia, y a menudo, como estrategia de guerra. Es un método para influir castigo, miedo y respeto al enemigo u opresor. La mujer es vista como un arma de guerra, un objeto desmoralizador.
Desde tiempos inmemoriales, las mujeres han sido víctimas de diversas formas de violencia en el contexto de conflictos armados. Ya sea como botín de guerra, como objetivo de violencia sexual, o como medio para sembrar terror y desmoralizar al enemigo, la violencia contra las mujeres ha sido una constante. En los conflictos previamente mencionados, las mujeres fueron sometidas a violaciones masivas, esclavitud sexual, mutilaciones genitales, matrimonios forzados, y otras formas de violencia sexual y de género. Estas atrocidades no solo causan un sufrimiento inmenso a las víctimas, sino que también tienen repercusiones devastadoras en las comunidades y sociedades afectadas, perpetuando ciclos de trauma, estigmatización y discriminación. Generalmente no hay un reconocimiento inmediato de esto, ni un correcto apoyo y acompañamiento para las víctimas, que sufren en silencio.
La invisibilización y la impunidad de la violencia contra las mujeres en tiempos de guerra son síntomas de un sistema patriarcal arraigado en las estructuras de poder a nivel global. La falta de atención y condena hacia estas violaciones de derechos humanos refleja la persistente desigualdad de género y la subvaloración de la vida y la dignidad de las mujeres en comparación con la de los hombres.
Es fundamental reconocer que la violencia contra las mujeres en conflictos armados no es un fenómeno aislado, sino que está intrínsecamente relacionado con otras formas de opresión y discriminación, como el racismo, la xenofobia, la homofobia y la transfobia. Estas intersecciones de opresión multiplican el impacto de la violencia en las mujeres, especialmente en aquellas que pertenecen a comunidades marginadas y vulnerables.
Para abordar de manera efectiva la violencia contra las mujeres en contextos de conflicto armado, es necesario un enfoque feminista que reconozca y confronte las estructuras de poder desiguales que perpetúan la violencia de género. Esto implica no solo la implementación de políticas y medidas de protección, sino también la transformación de las normas culturales y sociales que legitiman la subordinación y la violencia contra las mujeres.
En última instancia, la lucha contra la violencia de género en tiempos de guerra es una lucha por la justicia, la igualdad y la dignidad humanas. Solo mediante el reconocimiento y la acción concertada podemos avanzar hacia un mundo donde todas las personas, independientemente de su género, puedan vivir libres de violencia y opresión.
Para ello se requiere que la Corte Internacional, reconozca esta violencia en el momento, y pueda accionar con mecanismos concretos.
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