Líbano, la crisis sin fin
- Emilio Alejandro Rufail

- 12 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Por Emilio Alejandro Rufail (*) para el Observatorio Medio Oriente de la UAI (@MedioUAI)
@rufail
Día a día la crisis del Líbano parece profundizarse, su complejidad no está dada sólo por la naturaleza multidimensional de la crisis, que no deja ningún aspecto de la vida libanesa sin atravesar, incluso de seguridad, ya que hay células del Daesh activas en el Norte del país, sino también por la incapacidad de la dirigencia libanesa para encontrar los consensos necesarios para superar esta situación.

Creemos que el Presidente Aoun está encerrado en un callejón sin salida, porque sabe que no puede gobernar al Líbano sin la participación de Hezbollah, porque si intenta excluirlo podría dejar al Líbano al borde de una nueva guerra civil, como lo ha afirmado el ex Primer Ministro Saad Hariri, el cual se ha ofrecido para ejercer el cargo luego de la reciente renuncia de Mustapha Adib, que agravó aún más la situación imperante.
Hezbollah no sólo tiene poder político, sino también económico y militar, además de contar con el apoyo de Irán y Siria, lo cual le permite en cierta manera controlar al país de los cedros. Otra fortaleza del Hezbollah es la demográfica, ya que la comunidad chiita del Líbano no para de crecer, frente al estancamiento de la comunidad sunita y el decrecimiento de las comunidades cristianas.
Aoun también recuerda como Occidente -que hoy le pide romper con Hezbollah- lo abandonó a su suerte, cuando fue derrotado en 1990 por las fuerzas sirias, que lo obligaron a un largo exilio en París hasta que se retiraron del Líbano en 2005, lo cual permitió que Siria se adueñara prácticamente del país.
En los últimos años, se ha intensificado la campaña de Estados Unidos e Israel para que diversos países alrededor del mundo consideren a Hezbollah una organización terrorista –Argentina lo incluyó en su Registro Público de Personas y Entidades Vinculadas a Actos de Terrorismo y su Financiamiento (RePET) en julio de 2019- sin hacer distingos entre el ala política de la organización de su ala militar. A pesar de ello, y de haber conseguido que varios países se sumaran a la iniciativa, y a las sanciones impuestas a dicha organización, el rol de Hezbollah en Líbano y en todo el Medio Oriente no parece haber menguado, sin olvidar sus actividades en América Latina.
Pero la situación actual de Líbano no sólo es responsabilidad del Hezbollah, también lo es de las demás fuerzas políticas y también de las comunidades que representan. Tanto los cristianos, como los sunitas, chiitas y drusos parecen sólo estar dedicados a conservar el statu quo vigente, devenido del sistema político confesional que establece una distribución proporcional de los cargos (Presidente, Primer Ministro, Presidente de la Asamblea Legislativa, representación parlamentaria, Jefatura de las FFAA y cargos en la Administración Publica) y los privilegios que ello conlleva.
Diversos analistas internacionales afirman que Líbano debe encarar una profunda reforma de su sistema político, estableciendo una secularización del mismo, lo cual según afirman, otorgaría mayor legitimidad y estabilidad a los futuros gobiernos libaneses, lo cual le permitiría al país recibir ayuda externa y normalizar su economía, pero ello parece ser algo lejano en la actualidad.
La reciente explosión en el Puerto de Beirut causó numerosas víctimas mortales y heridos, poniendo en jaque a los hospitales de la ciudad, y destruyendo gran parte de la infraestructura de la capital libanesa, privando de sus casas a miles de personas, provocando una profunda crisis humanitaria, la cual no pudo suceder en peor momento, ya que el país enfrenta también debe hacer frente a los efectos de la pandemia Covid19, todo ello en el marco de esta crisis política que parece no tener fin.
La situación del Líbano amerita decisiones urgentes, ya que el destino del país está en juego. El divorcio entre la dirigencia y la sociedad es notorio, las manifestaciones recurrentes así lo demuestran. Si el mensaje no es escuchado y no se cambia el rumbo actual, el país parece encaminarse a un destino de Estado fallido, con las implicancias que esto puede generar tanto a nivel nacional como regional.
Por otro lado, creemos que difícilmente Saad Hariri -postulado a Primer Ministro- pueda reencauzar la situación libanesa, ya que ha ocupado el cargo en el pasado y, en un contexto menos complicado que el actual, y entonces tampoco pudo gestionar y solucionar los profundos problemas que aquejaban al Líbano y que hoy se han ahondado.
Tampoco parece admisible la injerencia de Francia, ya que el trato dispensado al Líbano pareció más de una metrópoli colonial a sus dominios de ultramar, más que a la relación entre dos Estados soberanos, sin importar la magnitud de la crisis, ya que si algo hemos aprendido en nuestra dilatada carrera en las relaciones internacionales, es que los países se mueven por interés no por amistad.
Finalmente, otro aspecto que no podemos soslayar es que ha trascendido que Líbano está negociando un acuerdo con Israel –dos países sin relaciones diplomáticas y técnicamente en guerra- por las fronteras marítimas, que ha adquirido gran importancia por los recursos energéticos subyacentes (petróleo y gas). Esta situación es preocupante por la fragilidad del Gobierno libanés y nuestra duda radica sobre la real capacidad de defender en estas condiciones los derechos libaneses.
El Gobierno necesita de un acuerdo nacional que involucre a todos los sectores del país para poder enfrentar con éxito los desafíos que representan esta crisis. El pronóstico no parece ser favorable, ya que la dirigencia política no está dispuesta a renunciar a sus prebendas para salvar al país y sólo parece querer salvarse a sí mismos, cualquier parecido con nuestra propia realidad, es mera coincidencia.

(*) Emilio Alejandro Rufail es el Director del Observatorio de Medio Oriente. Magister en Diversidad Cultural. Especialista en Estudios Árabes, Americano-Árabes e Islámicos. Lic. en Relaciones Internacionales. Profesor universitario de Seguridad Internacional y Seminarios sobre el Medio Oriente, y África del Norte, Mundo árabe, Mundo Islámico (Universidad Abierta Interamericana y Universidad Católica de Córdoba).



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